jueves, 9 de enero de 2014
Diario de una Reyna.
Mi Primer Viaje a Arévalo:
Llegamos a Arévalo, villa de realengo que mi padre también había donado a mi madre, y avistamos el castillo dominando una atalaya, el puente de medina con sus arcos apuntados y la gran torre que lo guarda sobre el rio Arevalillo, las murallas reuniendo las casas en torno a los campanarios, mas de once llegué a contar cuando era niña, y los Arrabales de la morería y la judería desbordándose hacia los rios. Disponía de una residencia, un palacio que el Concejo y Sexmo de Arévalo regalaron agradecidos a mi cuarto abuelo Enrique II, caserón mucho mas confortable levantado en el corazón sobre la plaza llamada por ese motivo el Real. y aunque hoy en día ni una sola piedra quede de él, todo su cariño permanece intacto en el recuerdo de tantos Arevalenses, así como en el mío.
Nuestra vida en el palacio del Real discurría tranquila. El nuevo Rey, mi hermano Enrique IV, nos visitó algunas veces, él había sido quien había ordenado nuestro traslado. Mi abuela Isabel de Barcelos vino expresamente desde Portugal para cuidarnos a nosotros y apaciguar el tormento y remordimiento de mi madre.
La abuela nos trajo historias de la realeza, de santos, como la intrépida Juana de Arco o la magnífica y piadosa Santa Isabel, que fué reina de Portugal, y de los viajes que emprendían los navegantes, y de nuevas tierras por descubrir....
( texto del libro la España de Isabel de Teresa Cunillera)
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